La combinación de movimiento e hidroterapia no solo se complementan perfectamente, sino que da lugar a una nueva forma de terapia.
Esto es especialmente interesante puesto que se mejora el entrenamiento de los caballos, alcanzando los objetivos máximos del ejercicio sin el riesgo de sobrecargas, muy importante sobre todo en la rehabilitación de lesiones musculares o de tendones, independientemente de la modalidad deportiva que se practique.
El movimiento controlado es la mejor manera de tratar la cojera, mientras que el agua a baja temperatura, enfría y masajea las extremidades del caballo.
Estas formas complementarias de terapia son particularmente útiles cuando se trabaja con caballos de deporte. El ejercicio en el agua es conocido por sus efectos positivos para el desarrollo de músculos y mejora de la forma física, especialmente cuando se trabaja en niveles de agua hasta las articulaciones del carpo que, debido a la fuerza contraria a la gravedad se reduce el peso del caballo, por lo que el impacto sobre las articulaciones es menor.
Para la rehabilitación del caballo, el agua además de reducir la gravedad, proporciona una serie de ventajas:
- El agua produce una suave resistencia al ser más viscosa que el aire, lo que genera un aumento del tono muscular y ayuda a la recuperación de las lesiones.
- El peso del caballo es menor en músculos y articulaciones.
- La temperatura fría del agua proporciona un efecto antiinflamatorio y un aumento del drenaje linfático.
- En la versión de agua salada, el caballo aumenta la actividad cardiovascular, el tono muscular, la longitud del paso y la fuerza.
Las diferentes terapias que se enseñan en las jornadas de formación, se elaboran basándose en las últimas investigaciones científicas.